La obsesión de algunas personas por la estética cruza límites insospechados. Pero una cosa es la obcecación por la belleza propia, la de uno mismo, y otra muy distinta la de la perfección de los que están a nuestro alrededor. Regalar una operación de pecho a su hija de siete años: nada más que añadir.

De tal palo, tal astilla. La madre, que tiene un cuerpo por el que ha pagado más de 818 mil dólares, no se lo pensó dos veces en agasajar a su hija y a sus amigas con lujos de todo tipo, pero adaptados a su edad: tatuajes falsos, sesiones de manicura y pedicura, sin olvidar el imprescindible champán en las fiestas, pero esta vez, sin alcohol, claro está.

Según se publica en el portal “Informe 21”, la niña venía pidiendo durante un tiempo una operación de pecho, algo que la madre le concedió convertido en un cheque por valor de 9.000 dólares, a gastar cuando la pequeña cumpla 16 años, la edad mínima legal para este tipo de operaciones.
El caso es, ¿cómo una niña de siete años puede estar convencida de querer pasar por el quirófano cuando ni siquiera se ha desarrollado físicamente del todo? Pero tranquilos, si la niña finalmente desarrolla los pechos de sus sueños, podrá gastarse el dinero en cualquier otra operación