En Shizuoka, Japón, Isamu Tomioka, un tipo de 32 años con más morro que un camión de pollos, ha montado el culebrón del año al casarse con Midori, la madre de su ex compañera de pupitre, una señora de 53 años.
La movida explotó cuando estos dos tortolitos salieron en un programa de la tele japonesa contando su rollo sin cortarse un pelo. Isamu dice que flipó con Midori cuando la vio en una reunión de padres del cole, allá por los tiempos en que todavía se peleaba con las mates. “Era la madre de mi colega y yo pensando: ‘Joder, qué tía más top’”, confesó el muy crack.
Pasan 20 años, se la encuentra otra vez y, ni corto ni perezoso, le tira un mensaje a su ex compi pa’ pillar cacho con la madre. ¡Menudo listo!
Midori, que no es tonta, le dio calabazas al principio: “Chaval, que te saco dos décadas, vete a jugar al Pokémon”. Pero Isamu, más pesado que un lunes por la mañana, la bombardeó con piropos y flores hasta que la tía cayó rendida. “Es que tiene un rollo maduro que me pone burraco”, dice él, mientras ella se ríe y suelta: “Al final, el niño me ganó”. La hija de Midori, que fue la compi de Isamu, aún no sabe si reírse o emigrar a Marte.
En X la liaron parda: “Este tío es el rey del reciclaje amoroso” y “Midori, enséñanos el truco pa’ ligar a los jóvenes”. Hasta les han puesto mote: “Los Bonnie & Clyde del amor japonés”. Y mientras el pueblo flipa, ellos se casan y tan felices, demostrando que el amor no entiende de años… ni de vergüenza.
Midori, que no es tonta, le dio calabazas al principio: “Chaval, que te saco dos décadas, vete a jugar al Pokémon”. Pero Isamu, más pesado que un lunes por la mañana, la bombardeó con piropos y flores hasta que la tía cayó rendida. “Es que tiene un rollo maduro que me pone burraco”, dice él, mientras ella se ríe y suelta: “Al final, el niño me ganó”. La hija de Midori, que fue la compi de Isamu, aún no sabe si reírse o emigrar a Marte.
En X la liaron parda: “Este tío es el rey del reciclaje amoroso” y “Midori, enséñanos el truco pa’ ligar a los jóvenes”. Hasta les han puesto mote: “Los Bonnie & Clyde del amor japonés”. Y mientras el pueblo flipa, ellos se casan y tan felices, demostrando que el amor no entiende de años… ni de vergüenza.